Desde el punto de vista del inversor extranjero que desea producir y comercializar sus productos dentro del Mercosur, las condiciones que brinde cada país al desarrollo de negocios resultan fundamentales para su desembarco.
En su análisis deberá ponderarse que jurisdicción tendrá mejores fundamentos para desarrollar el emprendimiento. De hecho, desde el país elegido se puede lograr exportar al resto con buenas condiciones (no digamos sin trabas por el carácter históricamente proteccionista que han aplicado Brasil o Argentina con intermitencias de acuerdo a sus conveniencias).
Brasil y Argentina poseen diferencias en sus legislaciones laborales: Brasil posee un régimen mucho mas flexible que el argentino para el empleador. Pueden verse detalles en alguna nota periodística de cuando la ley fue sancionada: https://www.infobae.com/america/america-latina/2017/07/25/las-10-claves-de-la-reforma-laboral-aprobada-en-brasil/
En lo que hace a impuestos, la carga tributaria efectiva en Brasil es similar a la Argentina:
Incorporamos a Chile en el cuadro para contemplar el enorme diferencial en carga de impuestos que cobran Argentina y Brasil vs el país trasandino, donde el clima de negocios es el mas estable desde hace años en la región.
Resulta no menor, dada las inminentes elecciones en el país carioca, las propuestas de uno de sus principales candidatos a presidente Jair Bolsonaro. Bolsonaro propone una rebaja de impuestos “a la Trump” (no lo dice exactamente así, pero vá en ese mismo espíritu).
De producirse una baja considerable de impuestos en Brasil, Argentina quedaría por detrás en dos categorías fundamentales a la hora de evaluar cualquier proyecto a desarrollarse en una jurisdicción: tratamiento impositivo y legislación laboral.
Costará, de darse ese escenario, generar empleos en Argentina y, de percibirse los cambios como permanentes, posiblemente muchas empresas abandonen el ámbito local para instalarse en Brasil. Se vienen tiempos de cambios sustanciales en la forma de hacer la política y los negocios en el país. Por lo pronto, de no poder alinear estos dos temas con Brasil, el futuro del Mercosur como bloque no es para nada promisorio.
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